11 Oct 2018
J octubre, 2018

Una amputación afectiva

Baltasar Rodero

Una amputación afectiva. La amputación implica arrancamiento, separación, pérdida, y en consecuencia dolor físico y emocional o moral. Si nos referimos a la amputación afectiva, el dolor es moral, profundo, penetrante, congelador, paralizante, no nos permite pensar, ni reflexionar con serenidad, porque todo el campo de la conciencia está oscurecido, incluso cometemos errores de bulto, al no poder dirigir con libertad nuestros actos.

Se trata de una pareja de jóvenes, que como otros muchos, inician una relación de afecto, surgida por una aceptable y espontánea empatía, crece y se desarrolla con el tiempo, en plena y grata armonía. Todo se desliza suavemente, no se observa inquietud alguna, cada día que pasa el ensamblaje es más perfecto y armonioso, solo se respira felicidad y esperanza, incluso se diseñan caminos futuros, que los permiten profundizar en su entendimiento, comprensión y amor.

Él es joven, pacífico y alegre, quizás algo descuidado, pero transmite serenidad , nada según él es importante, aspecto que en ocasiones provoca ciertos desencuentros en la pareja, que la alegría, la juventud,  el amor y la esperanza, siempre superan. La relación es óptima, agradable, motivadora, ilusionante, tanto, que provoca felices sueños de esperanza. Además no tienen el mismo domicilio, por lo que los encuentros tienen  carácter de explosivos, de alegría y satisfacción, sin límites. Ella trabaja mucho, es su carácter de siempre, ordenada y responsable, él, más liberado y con más tiempo libre, cultiva más las salidas, el ocio y el deporte.

Diferentes perspectivas

Él, como ser sensible, conoce a más personas, y entre ellas a una joven, quizás, suponemos, mas afín a su personalidad, a su actitud frente a la vida, más relajada distendida y despreocupada, o menos responsabilizada. La amistad entre ellos crece, la cercanía aumenta, y un día, el comunica a su pareja ,que ha conocido a otra joven con la que se siente muy bien, relajado, distendido, alegre, incluso más autentico. Su gesto, a la vez de triste por la despedida, expresa cierta satisfacción, se siente liberado

Obviamente la joven novia, exigente en su comportamiento, fiel y leal sin límites, no lo entiende, no comprende que una relación de amor y ternura profunda pueda desaparecer por la presencia de otra mujer. Llora, se entristece, piensa, se obsesiona, y no encuentra explicación por lo que no lo puede interiorizar, persistiendo rumiaciones recurrentes.

Insiste en traer al presente recuerdos diversos, en repasar cada encuentro, en revivir cada momento agradable, y especialmente en buscar dónde situar la causa de la amputación, concluyendo que es ella la única responsable, cree que no ha sabido entender las exigencias, o necesidades del mantenimiento de la relación de pareja.

Otea retrospectivamente, y encuentra ocasiones de desencuentros en los que ella se sintió protagonista y responsable, y se culpa hasta la convicción absoluta de sus errores.  Ello, entre otra cosas, la lleva a estar pendiente de la nueva pareja, primero para observar el perfil de  la personalidad de su suplantadora, y segundo, abonando la esperanza de que algún día se fatigue la nueva relación, y recupere al que fue su pareja.

Los errores de este comportamiento, son muchos e importantes para la conservación de nuestro equilibrio emocional, se prolonga el sufrimiento sine die, al permanecer conectada con la persona que la ha abandonado por otra, además de que perdemos la iniciativa normal de nuestra propia vida, negándonos una normal evolución. Él se ha ido con otra libremente, ha hecho una nueva elección, se supone que el cambio le proporcione algún  beneficio, y le sitúe en un lugar más agradable, confortable y feliz.

Forma parte de la vida

Tampoco hay culpables, la empatía, el afecto, el amor, se suscita desde  dentro  hacia afuera, y es algo que tiene imposible control, no lo podemos dirigir. La sustancia es que hubo un tiempo en el que él dirigió  sus afectos en una dirección, y por diferentes circunstancias, especialmente porque carecían de la fortaleza o firmeza  suficientes, en este momento, los ha dirigido en otro sentido, de forma consciente y libre.

Ocurre eso sí, que ella honesta, exigente, leal, fiel hasta el infinito, dado su perfil de personalidad, tiene verdadera dificultad para entenderlo, porque la interiorización del hecho la desestabiliza. No obstante, hay que tener siempre presente que el mundo es como es, no como queramos que sea, y que cada individuo posee  un código de comportamiento, único y exclusivo,  que  nada se parece al de al lado

La conclusión en estos casos, y de forma especial cuando la pareja se ha unido a otra persona, es la aceptación, la asimilación, la interiorización, es lo que hay, sin matiz alguno, la alternativa no existe, lo tenemos que situar en la historia y seguir, seguir sin traer el pasado al presente, para lo que es imprescindible desconectar, pensar que fue algo que sucedió, quedando  ello en el pasado, es decir, en lo que  ya no es, este pensamiento nos permite futurizar, proyectarnos en el futuro, diseñar los raíles de nuestra vida, visionar nuevos horizontes siempre teniendo en cuenta que es una contingencia común, que no es algo singular, que es un hecho cotidiano, y por ello solo tiene la importancia que le demos,

La vida es como un camino, no siempre recto, vamos a observar curvas diversas, estando algunas de ellas sin señalizar, hemos pues de ser, además de prudentes, realistas para que una incidencia normal no nos descompense.  

Fuente. Baltasar Rodero. Psiquiatra. Octubre 2018